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El yoga oncológico como terapia complementaria: aprendizajes del camino recorrido en Quebec (Canadá)

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“Una cosa es tratar el cáncer y otra es tratar a un ser humano”

La primera vez que escuché hablar del trabajo con yoga para personas con cáncer fue en mi primera formación en la India, en 2011.  Y fue en 2016, en una formación de yoga terapéutico, donde encontré la respuesta a ciertas preguntas que me rondaban desde hacía unos años: 

¿Cómo hacer para llevar esta práctica adaptada a personas con cáncer? 

¿Cómo ayudar, desde nuestros conocimientos y con las herramientas que nos proporciona el yoga, a mejorar la calidad de vida de toda persona que está pasando por este proceso?

Si es una práctica que me hace tanto bien, ¿por qué no llevarla a ese contexto?  

Siempre he sentido una fascinación sobre el cuerpo humano y me hubiera gustado estudiar medicina. La relación con el cáncer en mi familia comenzó antes de que yo naciera. Las experiencias más significativas fue la pérdida de mi primo a los 18 años. Teníamos la misma edad, por aquel entonces. Pocos años después, mi hermano pasó por ello y afortunadamente está en remisión. En aquella época no existía ningún tipo de terapia complementaria reconocida de la cual se hablara abiertamente, o que algún médico pudiera recomendar, para ayudar a sobrellevar ese proceso.  

Yoga Oncológico, una alternativa para seguir en movimiento 

En los hospitales de Quebec, los kinesiólogos fueron los primeros encargados en adaptar los entrenamientos y rutinas de ejercicios a personas con cáncer por ser parte del equipo sanitario y trabajar junto a las fundaciones. Ellos comenzaron a buscar alternativas que ofrecer a los pacientes para seguir promoviendo la práctica de actividad física durante y después de los tratamientos y que, además, les ayudara en la gestión del estrés y la ansiedad. En el yoga adaptado encontraron, más adelante, una magnífica alternativa que podía ser propuesta para el trabajo con pacientes con cáncer. 

La influencia del país vecino 

Los Estados Unidos fueron los precursores en promover el yoga fuera de la India. También han sido los primeros en promover el yoga terapéutico y, en consecuencia, el yoga adaptado para personas con cáncer. Si bien somos sus vecinos y nos inspiramos mucho de ellos por las tendencias en el yoga, Quebec es una provincia bilingüe, aunque hay un gran número de habitantes que no habla inglés, lo cual limita la accesibilidad a los cursos y también a encontrar formaciones en este idioma y profesores formados que puedan dictar en francés.  Todo esto limitaba mucho la expansión de esta práctica.

Mantener la salud de forma activa, en movimiento

En 2017, Myriam Filion, kinesióloga especializada en oncología de la Quebec Breast Cancer Foundation, sentó las bases de un nuevo programa de kinesio-oncología para personas con y en riesgo de desarrollar cáncer de mama llamado Ma Santé Active™, en el cual se incluyó el yoga oncológico entre los servicios, con el objetivo que este pueda ser accesible en todas las regiones. Fui invitada a formar parte del equipo en esa primera edición, y desde entonces colaboro con esta fundación. Este fue el primer programa que comenzó a formar profesores especializados en yoga oncológico para la comunidad francófona.

Las buenas alianzas: cuando las fundaciones se implican

Debido a que la demanda ha ido creciendo, así como la popularidad de las terapias complementarias, otras organizaciones, como la Fundación del Cáncer de Quebec, y la Organización para Personas con Cáncer, decidieron también incorporar el yoga oncológico a la oferta de servicios que tiene y otorgarle un lugar importante. Esto ayudó a llegar, de manera directa, a un público que de otro modo no se hubiera podido alcanzar. Las fundaciones tienen un espacio en los hospitales y los pacientes son asignados a una enfermera que hace de nexo e informa a los pacientes de todos los servicios gratuitos que éstas ofrecen a toda persona con cáncer.

Los profesionales de la salud, nuestros mejores embajadores 

Sabemos que el cáncer no hace diferencias. Doctores, psicólogos, enfermeras y otros profesionales de la salud han sido “usuarios” de nuestros cursos durante sus propios procesos oncológicos. Ellos pudieron sentir los efectos y comprobar los resultados de la práctica del yoga oncológico. 

La psicóloga e investigadora Dominique Lanctôt, con quien tuve la oportunidad y el placer de formarme gracias a la Fundación del Cáncer de Mama de Quebec, atravesó dos cánceres de mama. Durante su proceso, encontró en su práctica de yoga bienestar y serenidad, así como la rápida disminución de los efectos secundarios de los tratamientos, como las náuseas y la depresión. Ella decidió hacer un estudio para poder evaluar los efectos del yoga terapéutico en los pacientes con cáncer de mama. Su tesis fue publicada en 2012 y pone en evidencia los efectos beneficiosos sobre los síntomas de la depresión en pacientes oncológicos. “Es un tratamiento complementario. El yoga ayuda a combatir algunos síntomas del cáncer, pero no cura la enfermedad. Sobre todo, permite superar ese desafío, mejorar la calidad de vida y el estado de ánimo de los pacientes».

El respaldo de la ciencia para el despertar de una nueva conciencia

La Dra. Geneviève Chaput, que dirige el Programa de Atención del Cáncer en el Centro de Salud de la Universidad McGill, ha capacitado a muchos cuidadores y pacientes en el uso de terapias complementarias. «Una cosa es tratar el cáncer y otra es tratar a un ser humano. Intervenciones como el yoga oncológico ayudan a nutrir el bienestar físico, emocional y espiritual. Vemos a la persona como un todo”, subraya este investigador y médico de familia en una entrevista realizada en 2018 para la revista Chatelaine – Quebec. Los diversos estudios realizados y los resultados observados han ayudado a que la resistencia de ciertos profesionales de la salud a recomendar el yoga haya ido desapareciendo. En 2018 casi un 40% de personas que tiene o han tenido un cáncer solicitaba complementar sus tratamientos médicos con terapias complementarias, y la demanda ha seguido creciendo.

A modo de conclusión

La unión hace la fuerza, y esto es solo el inicio de algo más grande que se va tejiendo para el bienestar de las personas con cáncer. Así como la medicina evoluciona, la aplicación de las terapias complementarias, también. El objetivo es poder llegar a todas las personas posibles y que esta práctica sea adaptada cada vez más a las diferentes fases, estados y tipos de cáncer. Solo el tiempo, la dedicación y sobre todo el amor que tenemos a lo que hacemos podrá hacerlo posible. Y podemos decir que lo estamos logrando. Como profesor/a, no dudes en buscar aliados con el cuerpo médico de tu región, contacta con las fundaciones para crear proyectos sostenibles para todo el mundo y, sobre todo, no tengas miedo de liderar tus propios proyectos. 

Lise Thibeault. Profesora de Yoga Oncológico

IG : Lisethibeault_yoga

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