El autocuidado en el proceso oncológico

Cómo cuidarte durante el tratamiento.

A lo largo del proceso por el que pasa una persona a la que le ha sido diagnosticado cáncer, quizás también vaya pasando por distintas sensaciones no sólo físicas, debido al tratamiento, si no también emocionales.

Desde el diagnóstico, en el que puedes sentir miedo, preocupación, impotencia e incertidumbre; pasando por el tratamiento en el que se puede sentir una pérdida de poder al a veces no tener posibilidad de elección, ya que hay que seguir unas pautas durante el tratamiento; a quizás, después del tratamiento, sentir que no sabes qué puedes y qué no puedes hacer o sentir cierto abandono.

Por este motivo es importante crear un hábito de autocuidado. 

¿Qué prácticas puedes realizar como autocuidado?

• Desde el yoga oncológico se puede ayudar a través de la respiración y movimiento a no perder movilidad, a reconectar con el cuerpo y a contribuir a reducir el estrés que se puede generar debido a los tratamientos, la enfermedad en sí o a los efectos secundarios de los tratamientos.

Además, a través del trabajo con la respiración, de la meditación o del mindfulness,  se pueden tener herramientas que puedes utilizar en tu día a día.

• Cuida tu salud mental identificando qué situaciones son generadoras de estrés, reconociendo tus emociones para ser consciente de ellas.
• Realiza actividades que te gusten como leer, pasear, estar con tu familia, escuchar música, etc. Y esto incluye buscar tiempo para ti cuando lo necesites.
• Otra forma de cuidarte es buscar una red de apoyo, quizás con personas que estén en este proceso.
• Sé amable contigo misma, tratándote con amor y respetando tus tiempos.

Y si quieres cuidarte como prevención antes de la enfermedad o después de finalizar el tratamiento, estas mismas herramientas las puedes utilizar. El cuidado personal es esencial para tu bienestar antes, durante y después del proceso oncológico.

¿Cómo trabajamos en las sesiones de yoga oncológico algunos de los efectos secundarios de los tratamientos o cirugías?

Los efectos secundarios pueden ser momentáneos o durar en el tiempo, algunos de ellos son linfedema, náuseas, ansiedad, heridas en los pies, molestias en el rango de movilidad, rigidez, entre otros.

En el caso por ejemplo de que salgan heridas en los pies, evitamos movimientos que ejerzan presión sobre ellos, ya que puede ser doloroso, haciendo posturas de forma sentada en una silla o colocando una manta debajo de los pies para aumentar la comodidad durante las posturas de pie.

Si hay náuseas, podemos trabajar con la respiración en una posición cómoda con la espalda alargada y las manos sobre las rodillas, tomando respiraciones profundas y lentas.

Respecto a la limitación del rango de movilidad puede derivar del tratamiento o cirugía. La radiación puede crear tejido cicatricial y la cirugía también; además se puede notar rigidez en las articulaciones, lo que hace que las tareas diarias a veces se vuelvan difíciles de hacer. Podemos trabajar no solo con las posturas de yoga, si no también con la fascia, ya sea con ejercicios que lleven movimiento a la zona, o realizando un trabajo de tracción con dos zonas del cuerpo, por ejemplo: una mano apoyada por dentro del codo con el brazo flexionado, la mano hace tracción hacia el brazo, mientras que el brazo lo hace hacia la mano. Estos son solo algunos ejemplos y es importante recordar que cada persona es diferente y puede responder de manera diferente a las posturas de yoga y las técnicas de respiración.

Beatriz Ledesma, profesora de Yoga Oncológico y Yoga sensible al Trauma.