La actividad física adecuada y el yoga adaptado aportan múltiples beneficios a las personas que viven procesos oncológicos. Existe evidencia científica en este sentido, pero hay algo, en mi opinión, igualmente importante aunque sea intangible: la propia sensación de mejora de la calidad de vida que percibe la persona que lo practica.
Muchas veces les pregunto a mis pacientes: “¿te sientes mejor haciendo yoga?” Esa me parece una cuestión fundamental para entender lo que aportan las terapias complementarias a las personas que están viviendo o han pasado un cáncer. Es la propia percepción de su calidad de vida durante el proceso que viven los pacientes.
Es cierto que a menudo, cuando los médicos tratamos a un paciente, nos centramos en una parte. Por ejemplo, si está en quimioterapia, nos centramos en ese momento; en la medicación, los efectos secundarios… Pero es importante entender que esa persona está viviendo además un proceso personal, social, laboral, que requiere un abordaje integral. De hecho, ese abordaje debería comprender a un equipo multidisciplinar que permitiera que el paciente oncológico fuera acompañado durante su proceso por psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, médicos especializados en actividad física y profesionales de terapias complementarias como el yoga oncológico.
La persona en el centro
El yoga, además de sus beneficios físicos y emocionales, aporta al paciente un vínculo muy importante con otras personas que están pasando también por un cáncer o que se encuentran en proceso de recuperación, ofreciendo una red de apoyo que muchas veces no encuentran en ese momento en su ámbito familiar, social o laboral. Además, empodera y hace partícipe de su propio proceso a la persona que está viviendo ese momento.
Recuerdo el caso de una paciente con un diagnóstico de cáncer de mama a la que acompañé a través de la práctica del yoga oncológico. Ella había practicado mucho deporte a lo largo de su vida y tenía mucho miedo de perder su forma física. No sólo abordamos su caso desde el aspecto físico con la atención sanitaria por parte de su oncólogo y la mía como su médico de familia. También pudimos brindarle un espacio a sus miedos e inseguridades y acompañarla en su proceso, haciéndola parte protagonista del mismo y mostrándole que podía seguir con su práctica, pero de una manera diferente y acompañada.
La importancia de llegar con el yoga a la Atención Primaria
Poco a poco se van dando pasos hacia una oncología integrativa. Es esperanzador e importante que el Yoga Oncológico sea ya una realidad en algunos hospitales públicos y que llegue a más centros hospitalarios, pero también me parece fundamental para el paciente abrirle un espacio en la Atención Primaria y que esta práctica pueda ser conocida por los distintos profesionales sanitarios implicados. No en vano, la Atención Primaria es la puerta de acceso del paciente al sistema de salud con recursos y espacios para poder desarrollar programas enfocados a quien acude a recibir esa atención sanitaria.
El yoga oncológico nos permite ver al paciente de una manera holística; ver a la persona que ha pasado, está pasando o va a pasar por este proceso y poder acompañarla tanto en su rehabilitación física como emocional. La formación en esta especialización me ofreció muchos conocimientos en este sentido gracias a cómo sitúa a la persona en el centro y al modo en el que se aproxima a ella con herramientas del yoga terapéutico, pero también del yoga sensible al trauma.
Verónica Parent Mathias es médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, así como en Medicina de la Educación Física y el Deporte, con una experiencia profesional de 20 años en este ámbito. Cuenta, además, con formación en Pedagogía de la danza y yoga, y es profesora de yoga oncológico. Actualmente reside en Bruselas.
