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Cómo puede ayudar el mindfulness a gestionar el dolor en personas con cáncer

“Cuando recibimos al dolor con amor el mundo del sufrimiento se disuelve”. Stephen Levine

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Existen numerosos estudios clínicos que indican que la meditación mindfulness puede ser tan efectiva como las pastillas prescritas para calmar el dolor. Es un dato contundente. El mindfulness, además, puede ayudar a reducir el estrés, la ansiedad, la depresión, la irritabilidad y a mejorar la calidad del sueño, que suelen verse afectada por la enfermedad y el dolor crónico.

El dolor es uno de los síntomas más comunes asociados al cáncer. Aunque tal vez, para ser más específica, podríamos hablar de ‘dolores’, ya que la enfermedad suele ir acompañada de una amplia variedad de tipos, intensidades y niveles, que cada persona percibe de forma única y subjetiva. El dolor es, además, uno de los síntomas más temidos. No en vano, el dolor típico de la persona con cáncer es, en general, crónico. Y eso lo convierte, en muchos casos, en una fuente de gran sufrimiento. ¿Qué queremos decir con esto? Que el dolor no es una sensación aislada, sino que viene acompañada de una experiencia mental y emocional, es decir, tiene pensamientos, emociones, incluso actitudes físicas asociadas. Y estas asociaciones son las que nos hacen sufrir de forma adicional. Aunque los analgésicos farmacológicos son la piedra angular del manejo del dolor oncológico, se asocian con efectos adversos. El buen uso de intervenciones integradoras no farmacológicas (físicas, modalidades cognitivas y espirituales), como el mindfulness, pueden ser grandes recursos complementarios a las intervenciones farmacológicas.

¿En qué puede ayudar el mindfulness a la autogestión del dolor? ¿Y cómo hacerlo?

El mindfulness nos ayuda a tomar consciencia de las diferentes capas de la experiencia: la sensación física, los pensamientos, las emociones. Cuando conseguimos separar cada una de estas experiencias, como si fueran las capas de una cebolla, podemos, a continuación, gestionar los pensamientos y las emociones de una manera que no nos genere más sufrimiento. Por consiguiente, aprendemos a relacionarnos con el dolor y la enfermedad de otra manera. ¿De qué manera?

Un ejemplo: tengo dolor de espalda: es una sensación física desagradable. La sensación física desagradable es el sufrimiento primario. Lo más probable es que surjan pensamientos y emociones de rechazo o resistencia asociados a esta sensación, como “otra vez, esto no va a acabar nunca, no voy a poder trabajar, no me he cuidado y esto es por mi culpa, o me he cuidado tanto y no ha servido para nada…” Estos pensamientos y emociones constituyen lo que llamamos ‘sufrimiento secundario’. El sufrimiento primario, la experiencia directa del dolor, es algo que no puedo cambiar o eliminar en este momento. Pero puedo manejar los pensamientos que surgen asociados a esta experiencia.

El mindfulness ayuda a identificar estas capas de la experiencia y luego a disminuir el sufrimiento secundario, cambiando la manera cómo nos relacionamos con el dolor, aligerando las capas de la cebolla. La aceptación del sufrimiento primario es fundamental en este proceso. Vale la pena aclarar que la aceptación no es resignación. Es la comprensión de que hay cosas que están fuera de nuestro control, que en este momento
no puedo cambiar. Pero hay otras sobre las que sí puedo incidir.

Es importante recalcar que el mindfulness no es una práctica para eliminar el dolor sino una práctica para la gestión del dolor, es decir, para aprender a relacionarse con el dolor de otra manera.

Programa Mindfulness y Compasión para la Salud (MBPM)

Vidyamala Burch fue la creadora del programa MBPM Manejo del dolor basado en Mindfulness), Mindfulness y Compasión para la Salud en España. Se trata de un programa psico-educativo que combina una visión científica del dolor, con una comprensión de la naturaleza de la experiencia que proviene de la práctica de la meditación y la atención plena (mindfulness). El programa está compuesto de diferentes tipos de prácticas. Una de ellas es la meditación. Los otros elementos son, la meditación informal (liberadores de hábitos), los movimientos conscientes, mindfulness en la vida diaria (que incluye el programa de esfuerzo equilibrado), lectura, conceptos clave para entender cómo funciona la mente. Si te interesa profundizar, te recomiendo dos de sus libros:

Tú no eres tu dolor, Ed Kairos
Vivir bien con el dolor y la enfermedad, Ed Kairos

Ellen Lima
Profesora y formadora del programa Mindfulness Based Pain Management. Especializada en prácticas contemplativas y somáticas para la gestión del dolor y de la enfermedad. Profesora de Yoga Terapéutico, Yoga Oncológico y Consciencia Sensorial.

Edición: Eva Moure
Profesora de Yoga Oncológico y coach especializada en estrés.

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