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“¿Qué puedo hacer si tengo linfedema tras un cáncer de mama? Dudas habituales sobre esta patología

Compartimos también una secuencia adaptada de yoga oncológico que puede ser de ayuda para prevenir o acompañar el tratamiento del linfedema en brazo en fases iniciales.

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El linfedema en brazo es una enfermedad asociada al cáncer de mama que consiste en la acumulación de líquido linfático en los tejidos de esa extremidad debido a una alteración del sistema linfático, lo que puede llegar a provocar hinchazón del brazo, pesadez o dolor, entre otras afecciones.

Es una condición crónica que surge por una alteración en el sistema linfático como consecuencia de la cirugía (extirpación de ganglios) o de la radioterapia, además de otros factores que pueden influir en su aparición.

En el caso del cáncer de mama, existe un riesgo de hasta un 10% de desarrollar linfedema tras una cirugía con extirpación de los ganglios axilares. Recibir radioterapia eleva ese riesgo hasta el 20-25%.

El linfedema puede clasificarse en distintos estadios, desde la etapa 0 en la que no hay signos visibles, pero la extremidad se siente pesada y hay hormigueo y/o acorchamiento, hasta el estadio III, en el que el edema es severo y hay cambios cutáneos como hiperqueratosis, pliegues profundos e infecciones frecuentes.

A continuación, Eugenia Olloquiegui, fisioterapeuta especializada en Oncología y Traumatología, responde a algunas de las dudas más frecuentes que a menudo escucha en consulta en relación con esta enfermedad.

“Me han operado de cáncer de mama, ¿qué probabilidades tengo de desarrollar un linfedema?”

Muchas mujeres me preguntan si por haber sido tratadas de un cáncer de mama es seguro que desarrollarán un linfedema. Les explico que muchas nunca lo desarrollarán, especialmente si están informadas y reciben  un seguimiento adecuado. Existen varios factores que pueden influir en el desarrollo de un linfedema. En el caso del cáncer de mama, suele ser consecuencia de una cirugía con extirpación de ganglios axilares, radioterapia en zona axilar/torácica e infecciones o traumatismos posteriores en la extremidad. Cuantas más de estas condiciones tengamos, mayor probabilidad de desarrollar linfedema.

“¿Puedo usar mi brazo afectado?”

El movimiento controlado y progresivo es la principal herramienta para prevenir y controlar el linfedema. Tras una operación de cáncer de mama, al principio tendremos que tener cuidado con los movimientos y ejercicios que hagamos con el brazo, pero es muy importante que el brazo se mueva siguiendo las pautas que indiquen los profesionales de la salud, ya que el movimiento corporal es una de las principales bombas que tiene el tejido linfático para recorrer nuestro cuerpo.

“¿Cuándo puedo empezar a realizar ejercicio después de una cirugía con extirpación de ganglios?”

Se recomienda comenzar a mover el brazo con movimientos suaves y que no provoquen dolor una vez hayan transcurrido dos semanas de la cirugía. A las cuatro semanas, con la retirada de los puntos y si ha cicatrizado bien, se puede comenzar a realizar ejercicios que impliquen mayor amplitud de movimiento del hombro. A las seis semanas se puede comenzar a introducir trabajo de resistencia gradual.

El movimiento adaptado y la respiración consciente son fundamentales en la prevención y tratamiento del linfedema en brazo, por lo que la práctica de yoga oncológico es un buen complemento para favorecer la recuperación de las personas con linfedema en brazo.

“¿Puedo hacer ejercicio que incluya cargar peso?”

Está demostrado que el ejercicio bien pautado mejora la circulación linfática y no incrementa el riesgo. Además, aumentar progresivamente el peso durante la actividad física ayuda a bombear todavía más el sistema linfático y es parte del tratamiento, no una contraindicación, siempre que se haga supervisado por un profesional especializado.

“Una vez se instaura, ¿el linfedema ya es para siempre?”

Aun siendo una circunstancia con la que nos toque convivir, con un adecuado tratamiento de compresión y bombeo (ejercicio y/o drenaje) el linfedema puede mejorar mucho su estado e incluso disminuir. Cuanto antes se identifique y actúe, mejor es el pronóstico y mayor la posibilidad de controlar los síntomas y tener una buena calidad de vida.

Aquí os mostramos una breve secuencia adaptada de yoga oncológico que puede ser de ayuda para prevenir o acompañar el tratamiento del linfedema en brazo en etapas iniciales (0 y 1) tras una cirugía por cáncer de mama, además de favorecer un estado de mayor relajación.

Practica la respiración diafragmática, profunda y lenta, con tus manos apoyadas sobre tu abdomen.

Puedes comenzar a dibujar círculos con las manos, con los codos apoyados en la esterilla

Si te apetece puedes extender los brazos y abrir y cerrar los puños de 5 a 10 veces.

Acaricia tu rostro y relaja tu mandíbula dejando que tus manos la sostengan.

Coloca tus manos entrelazadas en tu nuca y junta tus codos apuntando al techo

Después puedes probar a separarlos, sincronizando respiración y movimiento. Puedes repetir este gesto de 8 a 10 veces.

Descansa volviendo a conectar con tu respiración profunda y pausada, si quieres colocando tus manos a cada lado de tu ombligo.

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